Prevención e higiene bucal

Dr. Giorgio Biseo

Odontólogo - Ortodoncista

Via Guido d'Arezzo, 2 Milano

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Mantener una boca sana es muy importante para la salud general del organismo y para la buena masticación, la estética y el bienestar psicológico de cada individuo.

Los dientes naturales constituyen el mejor instrumento para masticar, hablar y sonreír, mientras que los tratamientos odontológicos a veces requieren una gran inversión de tiempo y de dinero por parte del paciente.

Se deduce, pues, la gran importancia de la prevención de las enfermedades de la boca, para  evitar que aparezcan o para que se puedan curar en la fase inicial. De todas formas, la caries y la enfermedad periodontal (periodontitis, antiguamente llamada piorrea) están consideradas enfermedades sociales por la frecuencia elevada con la que se presentan. En Italia el 99% de la población padece estas enfermedades e incluso considera normal que en algún momento se presentarán por lo menos en un diente.

El problema principal consiste en la poca información al público sobre la importancia de una buena higiene bucal y una alimentación correcta, ya que la caries y la enfermedad periodontal se pueden prevenir y los medios de que disponemos son prácticos y económicos.

Tanto la caries como la enfermedad periodontal  están causadas por la placa bacteriana, una capa transparente y pegajosa que se acumula día tras día en los dientes independientemente de los alimentos que ingerimos. Algunas de estas bacterias utilizan los azúcares presentes en comidas y bebidas para producir sustancias ácidas que atacan el esmalte de los dientes hasta perforarlo, creando una lesión (caries). Otras bacterias se multiplican en el arco del tiempo y forman depósitos calcificados (tártaro) que no se pueden eliminar simplemente con el cepillado de los dientes. Cuando esto sucede las bacterias producen ininterrupidamente toxinas que causan la inflamación de la encía y del hueso que rodea el diente. El hueso inflamado tiende a destruirse, perdiendo poco a poco su función de soporte del diente (enfermedad periodontal).

Está demostrado que existe una predisposición individual a contraer estas enfermedades, debido no sólo a factores hereditarios, sino también a la anatomía bucal, a las condiciones generales de salud, a los hábitos daniños, a la alimentación y a otros factores. De todas formas, la prevención es siempre el primer instrumento terapéutico y debe comenzar con la eliminación cotidiana de la placa bacteriana de todas las superficies de los dientes y de las encías.

 

Aprendamos a lavarnos los dientes

 

Todos reconocen la importancia fundamental de la higiene bucal, pero la técnica y los instrumentos adecuados para practicarla son para muchas personas un verdadero misterio. Algunos piensan, por ejemplo, que pueden resolverlo todo con colutorios y dentífricos, como si estos fueran una panacea; otros usan sistemas más modernos, como los irrigadores bucales a la máxima potencia; y no olvidemos a quienes rercurren a pastillas, gomas de mascar o spray contra la halitosis. La verdad es otra: la única manera para prevenir la caries dental y los problemas periodontales es la acción mecánica de limpieza que ejercen el cepillo de dientes, el hilo dental o el cepillo interproximal, usados correctamente durante el tiempo necesario.

El cepillo de dientes

No hay que dar por descontado que un correcto cepillado de los dientes sea fácil. El dentista debe enseñar al paciente la técnica más apropiada para su  boca y en función de sus posibles problemas. Una regla general que vale en todos los casos es la de limpiar con el cepillo todas las superficies dentales, no sólo las que se ven al sonreír. La cabeza del cepillo debe ser pequeña para que pueda acceder fácilmente a todas las zonas de la boca, las cerdas deben ser de material sintético, más higiénico que el natural, y suaves o medias para que no sean agresivos con los tejidos bucales y no causen recesión gingival. Hay que cambiarlo con frecuencia, más o menos cada dos meses, cuando se empienza a notar el deterioro y las cerdas pierden su forma.

La técnica de cepillado

No se deben cepillar los dientes en sentido horizontal, sino en sentido vertical: con este movimiento se limpian los espacios interdentales con mayor facilidad y se evita la abrasión del cuello de los dientes, que se presenta después de años de cepillado incorrecto. El movimiento ideal es, por lo tanto, vertical, desde la encía hacia el diente, para poder limpiar con eficacia también la zona del surco gingival.

La frecuencia del cepillado

Hay que cepillar los dientes todos los días, después de cada comida, por lo menos 2-3 minutos en cada ocasión; es indispensable, por lo tanto, tener a mano un cepillo de dientes durante el  día.  Por lo menos en la noche es obligatorio limpiar los espacios interdentales con hilo dental o con un cepillo interproximal. Se aconseja cepillar los dientes   inmediatamente después de las comidas, porque los 30 minutos después de la asunción de azúcares son los más peligrosos para la formación de caries.

 

El hilo dental

Un amigo indispensabile de la boca, muchos pacientes se resisten a usarlo porque consideran que sea difícil, aburrido y doloroso. En realidad usar el hilo dental es sencillo y rápido si tan sólo se adquiere con paciencia la técnica correcta y la  destreza. Con el hilo dental se pueden limpiar las superficies interdentales a las que el cepillo no logra llegar, en las que  desgraciadamente se anidan con mayor facilidad los residuos de alimentos y la placa bacteriana.

El cepillo interproximal

Si la boca tiene espacios interdentales que lo permitan, el hilo dental se puede sustituir con un cepillo interproximal o interdental, que garantiza la misma eficacia y es fácil de usar. Los hay de formas y tamaños diferentes según los espacios interdentales, y se cambian cuando sus cerdas se deterioran.

Mondadientes

El uso de los mondadientes muchas veces es dañino porque puede causar ulceraciones gingivales y abrasión dental, incluyendo la posibilidad de que los dientes se rompan. Existe un mondadientes profesional, el Stimudent, que tiene una sección triangular anatómica y es de madera suave. Se usa para limpiar las zonas interproximales y aunque carece de la eficacia del cepillo o del hilo interdental ... es mejor que nada.

La punta de goma

La punta de goma o estimulador interdental, que se puede imaginar como una gran cerda del cepillo que remueve la placa en las zonas de difícil acceso y que, cuando se utiliza para masajear las papilas entre los dientes, remodela la encía que ha sido operada.

El irrigador bucal

Se ha demostrado científicamente que el chorro de agua, aun al máximo de la potencia, elimina los restos de alimentos pero no la placa bacteriana, que es el factor etiológico principal de las patologías bucales. Hay que considerar el irrigador bucal como un coadyuvante del cepillo y del hilo interdental, pero no un sustituto.

El cepillo eléctrico

Los de nueva generación, con movimiento circular de las cerdas y cabeza pequeña de dureza media, no causan traumatismos y facilitan el movimiento manual de eliminación de la placa. El tiempo de cepillado no cambia.

La pasta de dientes o dentífrico

La pasta de dientes es como el perfume: el toque final. Conviene usar los que contienen flúor y son poco abrasivos; el flúor tiene propiedades mineralizantes y penetrando en las porosidades de las superficies dentales cepilladas ejerce una eficaz acción contra las caries.

El colutorio

Al igual que la pasta de dientes el colutorio no se usa para limpiar los dientes, sino que dependiendo del principio activo que contenga tiene propiedades  antisépticas, antiinflamatorias o remineralizantes. Se aconseja su uso solamente en caso de necesidad, después del cepillado y siguiendo las indicaciones de su dentista.

Dr. Giorgio Biseo

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